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Filosofía Profesional

Durante mis estudios de maestría en bibliotecología, estuve expuesta a los distintos contextos en los que se recopila, organiza, conserva y describe la información. Aprendí que este campo va más allá de las bibliotecas, alcanzando también los museos, archivos, bufetes jurídicos y grandes empresas. Incluso las bibliotecas cuentan con su propia diversidad, separándose entre las categorías de unidades públicas, escolares, especiales y académicas. A pesar de que cuento con experiencias de internado en dos tipos de bibliotecas—una pública para niños y una universitaria—reconozco que mis aspiraciones profesionales se alinean más con el contexto académico del manejo de la información. Esta preferencia se debe al vínculo estrecho que existe entre la generación del conocimiento en las universidades y su procesamiento y almacenamiento en las bibliotecas académicas. Mientras ejercía mi práctica en la Biblioteca Adelina Coppin Alvarado en el recinto ponceño de la Universidad de Puerto Rico, me percaté del riesgo que corre dicho vínculo en nuestro escenario contemporáneo debido a negligencia institucional, recortes presupuestarios y falta de accesibilidad a los estudios universitarios. Por ende, mi filosofía profesional se centra en fomentar los siguientes aspectos: el acceso abierto a la información y los esfuerzos de diversidad e inclusión en las bibliotecas académicas.

El acceso abierto es un tema que ha generado debates y controversias en el campo de la bibliotecología. Se define como un movimiento internacional dirigido a proveer acceso a investigaciones según estándares que retan las maneras tradicionales de diseminar conocimiento (Weiland, 2020). En esencia, el acceso abierto busca sobrepasar las limitaciones de las industrias modernas del conocimiento— tales como las suscripciones de revistas y pay-walls en artículos científicos—para difundir información en la escala más amplia posible. Algunos de los beneficios de esta iniciativa son los siguientes:

  • alcance y uso mayor de los hallazgos de investigaciones sin costos de publicación.

  • acceso global y gratis a literatura e investigaciones recientes para lectores en cualquier parte del mundo.

  • alivio para el presupuesto de las bibliotecas académicas, ya que estos recursos sirven para reemplazar suscripciones costosas de revistas o bases de datos.

  • aumento en la visibilidad de investigaciones universitarias, lo cual promueve el perfil investigativo de dichas unidades académicas (Jain, 2012).

El acceso abierto figura como una de mis prioridades debido a mis experiencias como estudiante y practicante. A menudo, me he topado con información que es inaccesible para mí o mis pares porque se encuentra guardada detrás de una suscripción. Estos obstáculos impiden el flujo del conocimiento y afectan particularmente a las bibliotecas académicas por la naturaleza de su contenido. Por lo tanto, me propongo a promover iniciativas de acceso abierto donde sea posible para garantizar el libre movimiento de la información. Además, es mi parecer que estas alternativas ameritan una presencia mayor en el currículo de mi maestría ya que casi no se mencionaron, con la excepción del curso CINF6708.

Otro aspecto fundamental de mi filosofía como futura bibliotecaria es la inclusión en los círculos académicos. Debido a barreras sistémicas, no siempre hay representación equitativa de todos los sectores de nuestra sociedad. Por ejemplo, en las bibliotecas académicas estadounidenses, los bibliotecarios hispanos, nativos y negros se encuentran subrepresentados en comparación con los bibliotecarios blancos (Kung et al., 2020). Alrededor de un 45% de los bibliotecarios y usuarios que pertenecen a minorías raciales, de género o de orientación sexual indicó haber experimentado “microagresiones” en espacios académicos, incluyendo bibliotecas (Prieto-Gutiérrez y Colmenero-Ruíz, 2022). En la región del Caribe, el 70% de los bibliotecarios encuestados admitió desconocer si sus instituciones tenían políticas para servir a personas con discapacidades y un 50% reconoció que las facilidades bibliotecarias necesitaban ser más accesibles para esta población (Vigo-Cepeda et al., 2016). Queda claro que aún resta mucho por hacer para convertir a las bibliotecas en espacios más inclusivos e igualitarios.

Desde el punto de vista de las bibliotecas académicas, me percaté de algunos de estos problemas durante mi práctica en la biblioteca Adelina Coppin Alvarado y mis estudios de maestría. Percibí actitudes y acciones que inintencionadamente excluían o no reconocían a ciertos grupos de usuarios. Dichas experiencias me inspiraron a desarrollar una propuesta de investigación sobre los servicios para usuarios con discapacidades en las bibliotecas académicas puertorriqueñas, siendo este mi proyecto final para el curso CINF6706. Por otra parte, como parte de uno de mis trabajos durante mi práctica de capstone, me di a la tarea de recopilar recursos sobre la comunidad LGBTQ+ y crear una bibliografía que sirviera como guía de referencia. Considero que es esencial reconocer la existencia de estas poblaciones marginadas e implementar iniciativas que faciliten su acceso a la información.

Aunque estos dos aspectos forman la base de mi filosofía, no son los únicos. También me preocupan otros temas que son muy pertinentes durante nuestros tiempos como la libertad intelectual, alfabetización informacional, brecha digital, desinformación, descolonización y sustentabilidad ambiental. Lo que tienen en común todos estos tópicos es que son formas de describir fenómenos que pueden habilitar o impedir el flujo de información. Es de gran urgencia que se consideren los mismos en todo tipo de biblioteca a modo de visualizar cuáles barreras se interponen entre nuestros usuarios y la información que buscan. Al fin y al cabo, para que el conocimiento sea poder, primero debe existir el acceso libre a la información.

Referencias

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